lunes, 31 de diciembre de 2012

CIRCULAR POR SIERRA CABRILLA




Ruta realizada el 22 de Diciembre 2012.

Fuimos Juan José y yo, y realizamos una ruta circular por Sierra Cabrilla.

Seguimos el track del “coleta” en wikiloc, que nos sirvió de orientación y base.

Desde Sevilla y, por la autovía de Málaga, nos desviamos a la altura de Osuna. Pasamos por El Saucejo, Armagen (donde desayunamos), Cañete la Real, Serrato y por el interior del pueblo de El Burgo, ya con dirección hacia Yunquera pero, antes de llegar a él, dejamos el coche a la altura de la finca “La Capellanía” con su gran cancela roja y muros blancos.



Aquí nos colocamos nuestras botas y mochilas y comenzamos nuestra aventura senderil.

Pasamos por el carril de tierra que pasa junto a una nave de techos verdes, prácticamente enfrente de la finca anterior.

El carril es en continuo ascenso igual que toda la ruta hasta llegar a la cumbre del Cabrilla.

Pasamos un arroyo, gracias a las piedras puestas para este fin. Casi en el punto donde dejamos el carril, nos metemos por un pequeño sendero que se encuentra a la altura del cortijo del Chorrito, empleado para la cría de animales domésticos, principalmente cabras.


Vamos subiendo por un senderillo que se va desplazando paulatinamente a nuestra derecha y en continuo y duro ascenso, pues va bordeando la mole de la sierra de Cabrilla.







Llegamos a la altura de una antigua era y los restos de un cortijo. Supongo que se trata del Cortijo del Mechorro.



Seguimos subiendo por senderillos realizados por las cabras, buscando los mejores pasos y más cómodos, pero siempre en pendiente hacia arriba. Íbamos a un gran ritmo, casi sin hablar, ya que había que respirar primero pero, de vez en cuando, hacíamos alguna pequeña paradita para coger aliento, gozar de las amplias y magníficas vistas que teníamos desde aquí y, por supuesto, para tomar nuestras merecidas fotografías.




Llegamos a la cordal o collado de uno de los brazos o nerviaciones de los que forman la sierra Cabrilla y nos dio la oportunidad de contemplar las vistas que para la otra vertiente existían, que hasta ahora se nos mantenían ocultas. 





Se nos abrieron delante  otras maravillosas vistas!! Se veía Málaga perfectamente, el mar Mediterráneo y toda la columna montañera de nuestro país vecino. El cielo estaba completamente despejado y las vistas eran increíblemente profundas y lejanas, alcanzando grandes distancias.

En este punto, la ruta de subida al pico Cabrilla (según IGN, Cerro de la Blanquilla) - con esto de los nombres no hay quién se aclare - se convierte en un inmenso pedregal de pequeñas y grandes rocas a través de las cuales y, de forma más o menos intuitiva y con la ayuda del GPS, pudimos llegar a la parte superior que se transforma en una especie de meseta pequeña con varias elevaciones.




Encumbrado el pico Cabrilla o Cerro de la Blanquilla, de 1.503m de altitud, y realizando multitud de fotos, nos dirigimos hacia las dos elevaciones más extremas de la cara que daba hacia El Burgo. Vistas alucinantes e inmejorables!! El día estaba fantástico para ello.




Picamos algo y reanudamos la marcha dirección hacia Prieta. En principio teníamos intención de subirla si el tiempo nos daba de sí y si las piernas nos dejaban.






Se llega a una simpática terraza desde la que se contempla el pico Prieta y una elevación existente entre ambas cumbres.





Una tremenda bajada para luego pasar como se pueda la elevación intermedia y, a continuación, la tremenda subida sin mencionar que, desde aquí, todo parece agreste - crestas de caos de rocas- intuyéndose pasos difíciles y complicados. La cosa no pintaba demasiado bien.

Pues nada, para abajo!! Campo a través y buscando los mejores trazados, llegamos a la zona previa a la elevación intermedia y aquí perdimos un tiempo de oro buscando como afrontarla sin perder excesiva altura. Primero por arriba, la cosa no estaba clara, después por la derecha, aunque terminamos bajando más de lo que queríamos y por último tras debatirlo, probamos por la izquierda de la elevación.

Encontramos un sendero muy marcado, pasamos una portilla y caminamos por una zona de umbrías donde, de vez en cuando, aparecía algún pinsapo aislado y algún que otros tejos.




Cuando pasamos la siguiente portilla de este itinerario, prácticamente, habíamos bordeado la elevación y nos empezábamos a meter en una zona de pinar pero, al observar para arriba, vimos el collado y una cueva abrigo sobre la pared del Prieta que nos llamó la atención.



Por la hora que era no teníamos nada claro si subir al Cabrilla era conveniente ya que, bastante tramo de vuelta iba a ser con los frontales puestos y no nos apetecía mucho. También la subida fue muy machacante y andábamos cortos de batería. Aunque se nos suelen activar con los retos, también tengo que decirlo.

El caso es que quisimos subir al collado y allí lo decidiríamos.

Otra vez, campo a través y con una gran pendiente, agarrándote donde pillabas, con rocas resbaladizas y terreno inestable que, a veces, se te iba al pisar, llegamos al collado. Aquí nos hicimos las respectivas fotos sobre el Mojón de los 3 términos que en este lugar se encuentra.


Aquí decidimos mejor visitar la cueva que subir al pico y así lo hicimos. Vimos varias oquedades por el camino, fotos a punta pala y, para abajo a buscar la conexión con el sendero que dejamos antes de subir al collado. Todo, por supuesto, campo a través y con pendientes fuertes y terreno resbaladizo, rocas y tierras sueltas. Como Dios manda, claro que sí!!






Ya sobre el sendero caminamos, con subidas y bajadas suaves, entre pinos. Vimos una gran roca sobre la que daba el sol y allí comimos. Una vez terminado el almuerzo, continuamos llegando a un punto, un mirador natural formado por terrazas de rocas como en gradas,  donde dejábamos la cara Norte por la que íbamos y se nos abría la Sur mediante un amplio e inmenso valle que daba hacia el pueblo de Casarabonela.


Bajamos ligeramente sobre esta nueva ladera y la recorrimos paralela a su cordal pero algo más abajo para salir al final, de nuevo en su parte superior, donde concurre un sendero procedente de Casarabonela. Supongo!!




A partir de aquí volvemos a introducirnos en la cara Norte, que ya no abandonaremos, prácticamente en descenso continuo salvo un pequeño tramo de subida. 


Nos lleva a un nuevo cruce de senderos, señalado con un cartel de madera que indicaba “Mirador de la Campana”, hacia el que nos dirigimos.


Una vez en el mirador, que es una cosa curiosísima e impresionante, encontramos un hueco formado en la roca con una caída vertical de al menos unos 20m que, al acercarte te produce un vértigo de espanto. Lo estuvimos bicheando por todos sus rincones factibles. Fotografías a saco.






Continuamos ladera abajo con acusada pendiente y por terreno bastante resbaladizo, principalmente barro casi seco y, al final de la misma, mediante un hueco de paso abierto en el vallado, nos incorporamos a un carril de tierra - creo que llamado camino de Espíldora - por el que continuamos nuestra andadura.



De forma más relajada caminábamos en estos momentos. No es que fuera el llano propiamente dicho pero, sí sus pendientes más suaves.

Llegó un momento que desde el propio carril divisábamos las crestas de los montes recorridos y parecía mentira que viniéramos de allí. Pasamos a la altura de las ruinas del Cortijo Buenavista.



Más adelante y ya sin ir por el carril anterior, tiramos por un sendero, tuvimos que atravesar un nuevo vallado por su portilla y, acto seguido, cruzar un arroyuelo que llevaba bastante agua.






Ahora nos tocó subir de nuevo, aunque de forma más moderada, hasta conectar con un nuevo carril a la altura de una toma de agua que parecía recoger las aguas de otro arroyuelo que, algunos metros más adelante, tenía un inmenso depósito de aguas cilíndrico.





Durante un buen tramo continuamos andando por este carril hasta un punto donde también lo abandonamos para tomar por otro senderillo dirección al collado existente.

En este collado estaba la falda de la mole del Cabrilla, llamado Tajo de la Cabrilla, y a su lado o, a continuación, el Cerro de la Villa, que dejaríamos a nuestra izquierda, dejando a nuestra derecha el Cerro Morotontón. Hasta llegar a ellos fuimos bordeando unos campos de cultivos en los que, en ese momento, estaban vertiendo veneno para matar las hierbas que de forma espontánea crecían allí.


Prácticamente a la altura del collado a superar vimos desde nuestra posición y hacia la derecha los restos de otro cortijo - posiblemente, el cortijo del Pilar. Tuvimos que caminar por terrenos de labor hasta conectar con el último carril del recorrido y éste nos llevó de nuevo al cortijo del Chorrito, por el que pasamos por la mañana.





Ya el resto del recorrido, fue por el mismo camino de ida de la mañana hasta terminar en nuestro vehículo al que, por cierto, llegamos de noche, como le gusta a mi querido amigo Juan José.

Un día aprovechado al cien por cien.

Al final de la jornada, lo que ya es una tradición para nosotros. Terminamos en el bar Rural de Montellano tomándonos unas cervezas reponedoras de sales minerales y unas tapas riquísimas y muy merecidas. 

DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




Para descargar el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3793840

domingo, 23 de diciembre de 2012

CIRCULAR POR LA SIERRA DE ORTEGÍCAR


Ruta realizada el 16 Diciembre 2012.

Fuimos Mª José y yo a la Sierra de Ortegícar con el propósito de conocer esa zona y subir a su máxima altura, el Ortegícar de 963m de altitud.

Llegamos procedentes de Sevilla por la autovía de Málaga, desviándonos hacia El Saucejo por la A-351 a la altura de Osuna. Proseguimos hacia Almargen, luego Cañete la Real por la MA-476 y, por último, por la MA-475 a Serrato.

Hay que estar atento ya que entre Cañete y Serrato vamos por la MA-475 y cruza la A-367, que une Cuevas del Becerro con Teba y es un cruce que no queda totalmente alineado desde dónde se viene, es decir, una vez que llegamos a la intersección, hay que hacer unos metros por la A-367 y, rápidamente, desviarse de nuevo por la MA-477.


Una vez en Serrato, lo pasamos y estamos atentos a un carril de tierra ancho que se nos abre a nuestra izquierda. Lo tomamos.


Este amplio carril, rápidamente, se bifurca. Cogemos el de la izquierda y ya no lo abandonamos hasta pasar el cortijo de los Rompedizos. Previamente a ello debemos haber dejado a nuestra derecha otro carril algo más estrecho y, en subida y con un poste de madera señalizador de ruta senderista más adelante, también a nuestra derecha, debemos dejar otro carril.

Al llegar al cortijo, lo bordeamos dejándolo a nuestra derecha. Continuamos por el carril, dejando un cruce a nuestra izquierda y a unos 300m aproximadamente, en el borde del carril podemos dejar nuestro vehículo, dónde se intuye una vaguada por la que podremos subir a toda la plataforma superior de la sierra de Ortegícar.


Nosotros dejamos el coche unos centenares de metros más adelante y subimos por una vaguada mucho más complicada y expuesta.


Aconsejo subir y bajar por la parte de bajada del track de la ruta.

Comenzamos a patear sobre las 10,20h de la mañana, tras haber desayunado en el pueblo de Armagen.
Subimos por una vaguada empinada, con rocas resbaladizas y algunos pasos delicados ganando altura rápidamente. Tardamos más tiempo por el hecho de dudar si continuar por ella o bajar y subir por otra parte, más que por nuestro ritmo de subida. Insisto, es mejor subir por dónde bajamos en nuestro recorrido.







Prácticamente arriba de esta vaguada, comenzamos a escuchar tiros de cazadores. Interrumpimos nuestra subida y nos colocamos nuestras prendas de colores más chillonas, por si acaso. Luego resultó que los cazadores estaban abajo pero el eco del sonido nos confundió.


Allí divisé un magnifico saliente rocoso al que no pude resistirme a subir. Resultó ser un tremendo mirador natural aunque, lo que no sabía es que, en esta ruta precisamente miradores naturales no nos iban a faltar.



Pronto llegamos a la parte superior de la vaguada que estaba flanqueada, a derecha e izquierda, por dos elevaciones. Decidimos hacer un trazado circular en sentido antihorario y nuestro propósito era el de subir a todos los picos que se nos pusieran en nuestro camino.

Así, decididamente, subimos a uno que era la antesala del cerro del Escribano, terreno plagado de rocas pero de fácil avance y progresión.


Una vez en lo alto, la sierra de Ortegícar se muestra como una inmensa plataforma con diferentes peñones rocosos. Caminamos por su borde hasta llegar a uno de sus extremos donde encontramos formaciones pétreas en forma de mesas, similares a las del Torcal de Antequera, formando un magnífico y bello rincón.






Aquí descubrimos una de las maravillas de esta sierra: grandes y altos cortados a plomo o, incluso en algunos puntos, extraplomados.





Daba verdadero vértigo asomarse próximo a sus bordes pero, a la vez, era espectacular esa sensación.







Ya divisábamos a lo lejos el poste geodésico del Ortegícar, pero antes teníamos que subirnos en varias elevaciones más de este entorno del Cerro del Escribano enfilándonos hacia un resalte saliente, situado prácticamente enfrente de un cortijo en ruinas, situado debajo de esta plataforma por la que caminábamos.




Hasta subir a él tuvimos que ir de piedra en piedra por un mar pétreo con rocas pequeñas y grandes. Pasamos por algunas superficies muy horizontales plagadas de rocas blancas salteadas y de hierba de color verde intenso que producía una mezcla verdaderamente cautivadora.






En su coronación hay una roca en forma de mesita curiosa y,  tallado en la roca de al lado, una inscripción que pone “PROPIEDAD ORTEGÍCAR”, lo cual no deja de ser una cosa curiosa.




Desde aquí nos dirigimos hacia el pico Ortegícar pero pasando por su pequeña cordal, que es una especie de alineación rocosa de varias protuberancias que no me pude resistir a pisar.




Una vez en el poste geodésico nos tomamos unas frutas, líquido y, por supuesto, nos hinchamos de hacer fotos. Aquí curiosamente también estaba la misma inscripción en una piedra próxima.




Reanudamos la marcha y continuamos en la dirección que llevábamos, NE, por la periferia de este macizo, siempre con el mismo tipo de terreno, de piedra en piedra, aunque llega un momento en que aparece un sendero, que cada vez se hace más marcado, y por él nos guiamos, sobre todo, al llegar a las cercanías del Cancho de la Graceja que dejamos a nuestra izquierda y donde comenzamos una bajada hacia el llano que teníamos en frente.


Situados en este pequeño llano observamos una elevación, llamada Cerro del Mojón, a la cual me encaramo con la rapidez con que un imán atrae al acero.



Desde aquí, las vistas del Paraje Natural Desfiladero de los Gaitanes es maravillosa y se contempla perfectamente el pico de la huma. También se observa el pueblo de Ardales y la multitud de aerogeneradores dispersos por esta zona.

Una vez que bajé del cerro nos dirigimos hacia una cresta formada por una sucesión de tres picos rocosos conocida con el nombre de Cancho de En medio. Para ello tuvimos que atravesar un pinar de pequeño porte, con matorral entre los árboles, que impedía un cómodo caminar, por lo que  lo hicimos principalmente por su exterior.

De repente, nos topamos con una valla de alambre de espinos pero, con una disposición entre ellos, que permitía atravesarla con facilidad. Así lo hicimos entrando en otro pinar de un mayor porte y completamente limpio de maleza. Se caminaba estupendamente.

Llegamos al lateral opuesto de la valla y tuvimos la suerte de encontrar una amplia cancela de dos hojas por la que pasamos, llegando a un carril de tierra en perfecto estado.

A estas alturas del día, Mª José estaba algo cansada y un poco harta de la ruta por el sube y baja del trayecto y decidió seguir por el carril, de forma tranquila, mientras esperaba que yo subiera a lo alto del cancho de En medio. Es que no lo puedo evitar, es como una droga a la que soy adicto.

Se trataba de un pico cuya coronación estaba formada por grandes bloques de piedras, algo lisas y resbaladizas y con cierta inclinación, por lo que era difícil progresar entre ellas. Siempre había que buscar el mejor paso.




Una vez coronado, emprendí una rápida bajada 


para contactar con Mª José, a la que, al principio, no encontré pues también estuvo haciendo sus pinitos por otros picos. Una vez reagrupados, continuamos caminando por el carril que más tarde abandonamos para ir tomando altura  e ir subiendo por la ladera que teníamos en frente a la izquierda, ya con sentido de vuelta para ir cerrando el trayecto circular.


Volvemos a encontrar vistas increíbles y bellas, cortados vertiginosos y nos adentramos durante este tramo en un bonito ambiente montañero.



De nuevo nos encontramos con otra elevación a nuestra derecha y, por supuesto, no hay que desaprovechar las ocasiones, “poyaquestamosaquí” “parriba ¡¡¡”.

Yo por la crestería y Mª José por debajo, bordeando su base.



Llegamos al punto por donde subimos al principio del itinerario pero, 


esta vez, caminamos un poco más hasta alcanzar la vaguada que se abre justamente enfrente del cortijo de los Rompedizos. 


Al principio, su bajada era con una pronunciada pendiente y, poco a poco, se fue suavizando un poco.

A la vez que cogía algún que otro espárrago, los que las ovejas no se habían comido, nos encontramos con una calera bien conservada.


Más adelante nos impidieron el paso un enorme rebaño de ovejas que, por no asustarlas, nos mantuvieron un buen rato en ese lugar hasta que, poco a poco, fueron pasando, obligándonos a ir por fuera del sendero para poder continuar con la bajada. 


Veíamos el carril ya próximo  a nosotros y en muy poco tiempo estuvimos sobre él.



Sólo nos quedó caminar por el carril en busca del vehículo que estaba aparcado más adelante, junto a la vaguada por dónde comenzamos, por la mañana, esta ruta.

DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




El track de la ruta lo tienes aquí:

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3749176