lunes, 21 de enero de 2013

CIRCULAR POR LOS NAVAZOS DE LÍBAR. SIERRA DE LÍBAR


Nuestra primera ruta del nuevo año 2013, la realizamos el 3 de Enero.

Fuimos Mª José y yo a la sierra de Grazalema, por la parte de Villaluenga del Rosario.

Mi intención era la de recorrer la crestería que limita a los Llanos del Republicano y, si fuese posible, subir al pico Zurraque para, de forma circular, volver a Villaluenga pero, lo cierto es que no fue así.

Esta ruta la realizamos sin el GPS (se me averió). Menos mal que aun se encontraba en la garantía de los dos años y me lo están reparando así que, esta ruta y no sé cuantas más, no podré poner la información “Datos de interés de la ruta”, que ya tradicionalmente suelo colocar.

Por supuesto, tampoco puedo ofreceros de momento los track.

Procedentes de Benaocaz, llegamos a Villaluenga, pasamos su plaza a la izquierda y la quesería Payoyo a la derecha, los aparcamientos y, justamente tras ellos y antes de una edificación que hay a la derecha, tiramos por un camino cuyo firme está hormigonado y nos sube a una plataforma donde aparcamos el vehículo.

Junto a un cortijo situado en frente donde guardan multitud de cabras.

Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos nuestra andadura no tan temprano como deberíamos.

Seguimos el carril hasta tropezarnos con una gran cancela verde que impide el paso a los vehículos de las personas ajenas a las fincas de esta zona. Normalmente tiene un candado echado, aunque también posee una pequeña cancela para los peatones con un pestillo que se puede abrir y luego dejar cerrado.

Tras superar este obstáculo, continuamos por el carril, ya de tierra, y tiramos a la derecha siguiendo un poste indicativo que señala: hacia el Puerto del Correo - 2h.

Ahora bajamos rodeados por alcornoques y, de vez en cuando, se ve algún que otro cerdo.

Pasamos junto a una granja de cerdos que vemos a nuestra derecha y llegamos a una nueva cancela, similar a la anterior, que diferencia el paso de vehículos y el de personas, pero esta portezuela dispone de un muelle que al abrirla automáticamente se cierra.

Esta cancela nos abre el paso a los Llanos del Republicano.


Durante varios metros seguimos por el carril hasta llegar al punto donde un arroyo lo cruza (creo que llamado Arroyo Pajares). Aquí nos desviamos a nuestra izquierda, dirección a la cadena montañosa que tenemos en frente.


Tras caminar entre hierba húmeda y barro siguiendo el curso del arroyuelo, alcanzamos una nueva cancela de una hoja que dejamos a nuestra izquierda (la pasaríamos si fuésemos hacia la sima del Republicano), continuando por un senderillo que cada vez se muestra más claro y nos conduce directamente hacia la barrera montañosa. Previamente tuvimos que cruzar el arroyo del Charco del Burro que, muy próximo, forma parte del arroyo de los Álamos que vierte sus aguas en la sima del Republicano.

Llegamos a la base de esa cordal montañosa, la sierra de Líbar y Mojón Alto. Mediante carteles de madera nos indicaban que llegábamos al inicio del sendero del Puerto del Correo.


Iniciamos la subida y a medida que ganábamos altura, las vistas hacia atrás del Llano eran preciosas, sobre todo en estas fechas que se encuentra completamente verde.


Llegamos a cierta altura donde nos encontramos con un vallado lateral que mantuvimos a nuestra izquierda al caminar y también unos letreros informativos.



Durante un trecho llaneamos para, de nuevo, comenzar un segundo tramos de subida y al llegar a su parte más alta la valla estaba más retirada de nosotros y, es aquí donde abandonamos el claro sendero para intentar realizar la cordal que limita estos llanos.

 Ya entre rocas, matorrales y algo de tierra, fuimos, campo a través, buscando el mejor paso de la valla.

Una vez encontrado, la salvamos y proseguimos durante un cierto trayecto, subiendo al primer promontorio que veíamos desde el sendero pero, Mª José este día, no estaba por la labor de caminar sin un firme en condiciones, que por dónde íbamos era para las cabras y que le apetecía más tomar senderos.




Así que invertimos la dirección hasta conectar con el sendero de subida que trajimos, bajamos ese segundo tramo y nos dirigimos a nuestra izquierda. Según bajábamos hacia los Navazos de Líbar, rápidamente nos encontramos con un cortijo que poseía un aljibe que, mediante una bomba manual, extraía el agua que caía sobre tres piletas alineadas. No sé si funcionaba.



Al lado existían unas ruinas, supongo que de un antiguo cortijo.


Caminamos por este sendero igualmente claro y marcado como el anterior y, sobre una roca, paramos para almorzar algunas piezas de fruta y barritas de cereales tomando un mínimo de sol que ese día no se dejó ver mucho.



Tras pasar una portilla realizada con malla de alambre o gavillas de obras este sendero nos condujo a otro cortijo, también con bonitas piletas y aljibe, y con un gran cercado lateral repleto de pinsapos. Yo lo bautizaría como el cortijo de los pinsapos.




En este punto el sendero se divide en dos ramas, una que sigue en la dirección que traíamos, como si fuese al Salamadre, y la otra hacia la derecha perpendicularmente a nuestro trazado.


Como los planes originales se nos fueron al garete y lo que estábamos haciendo es dar una vuelta por la zona por el mero hecho de pasear por este bello rincón, acordamos tomar esta bifurcación para ver donde nos llevaba. Estaba claro que la nueva dirección era hacia los Llanos, así que nos pusimos mano a la obra.

El recorrido nos llevó hacia una especie de muro de piedras que poseía un hueco de paso por donde iba nuestro sendero y donde encontramos un cartel metálico que indicaba zona de reserva.


Caminábamos por la Colada que nos llevaba en dirección al cortijo de las Merinas.


Llega un momento en que el sendero discurre como casi paralelo al Llano durante un tramo hasta que, de forma clara, comienza a descender mediante diferentes zigzag.




Tuvimos que atravesar de nuevo otra portilla que, aunque tenía un cerrojo para cerrarla, no hacía falta ya que el cierre se realizaba al encajarla sobre la piedra que hacía las veces de marco y que le servía de pestillo.


Resuelto este último paso, el sendero nos depositó sobre el mismo Llano del Republicano flanqueado por dos verticales pétreas bastante grandes.






Nos encontramos de frente con un muro de piedra coronado por una valla metálica.


Se trataba del contorno de la finca del cortijo anterior. Caminamos dejándolo a nuestra izquierda y, pronto, nos encontramos que el muro poseía un hueco de paso formando esquina, nos fijamos y la valla tenía un enorme hueco por donde podíamos pasar perfectamente. Al lado había un pozo con una pileta.


Delante nuestra nos encontramos con una valla metálica con portilla de paso y el muro que continuaba pero preferimos seguir por si encontrábamos una cancela o algo similar. Pasábamos por terrenos de ganado vacuno, (menos mal que mansos) y, cuál fue nuestra sorpresa que, al final del recorrido, nos encontramos con un muro similar que nos cerraba el paso.



Tuvimos que saltarlo (también había un hueco similar pero de menor tamaño) para continuar con nuestro trayecto.

Era mucho mejor haber pasado por el primer hueco, por comodidad y amplitud.

Una vez flanqueado este último obstáculo nos encontramos sobre el Llano por dónde entramos por la mañana y, rápidamente, divisamos la cancela que nos daba paso para ir a visitar la sima. Esta vez la dejamos a nuestra derecha y realizamos el resto del sendero hasta llegar a la altura del coche por el camino inverso.




Terminamos la ruta subiendo, cosa que a mí, particularmente, me da bastante coraje.

Ya en el vehículo, nos cambiamos de calzado, nos tomamos las dos piezas de fruta que aun guardábamos y flechados para Montellano, por sus cervezas y tapas.

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