miércoles, 12 de febrero de 2014

Subida al pico Ventana. Benaojan. Trazado circular

Ruta realizada el día 8 de Diciembre de 2013.

Fuimos Rodrigo y yo, Antonio.

Antes de llegar a nuestro destino, nos paramos para contemplar una neblina baja que cubría una vasta extensión a la altura de Hundidero.


He subido al pico Ventana en varias ocasiones pero todas desde Benaoján, nunca he subido desde el llano de los Pozuelos (por la otra ladera). Es uno de esos picos dónde, subas las veces que subas, jamás te cansas de hacerlo. No por el esfuerzo físico que tienes que vencer y el fuerte desnivel, sea por la cara que sea, sino por la propia fisonomía del mismo y por las espectaculares vistas que desde su poste geodésico se obtienen.

Cogimos un día claro y despejado y, a las 9,30h, aparcamos el coche frente a la cancela que cierra el camino que nos llevaría al cortijo del Pozuelo, junto a la misma carretera que une Benaoján con Cortes de la Frontera, a unos 3 Km del cruce que divide el Benaoján Bajo del Alto.

Con mochila a la espalda y botas de montaña en los pies iniciamos nuestro trazado.

Superamos la cancela por su borde exterior que permitía la entrada de forma incómoda aunque, según un lugareño que nos encontramos, aquello debía de ser servidumbre de paso y la cancela no debía existir.

Normalmente he subido al Ventana justamente desde las últimas casas del pueblo, por un sendero que va por la falda de la ladera hasta que conecta con el camino por el que vamos, a la altura de las dos primeras edificaciones cortijos-establos que se encuentran justamente bajo el macizo de la sierra de Benaoján.

En esta ocasión me apetecía cambiar la rutina y decidí hacerlo por el propio camino. Subíamos una buena pendiente que, a veces, incrementábamos acortando curvas del mismo.

Pasamos al lado de una formación rocosa en forma de pequeño torcal y, en poco tiempo, estábamos junto a las citadas edificaciones.



Las bordeamos dejándolas a nuestra derecha y nos dirigimos a un camino que partía del que llevábamos y subía, en fuerte pendiente, hacia Monte Prieto. Desde aquí las vistas del Ventana eran espectaculares.


Subimos por este segundo carril, algo más deteriorado que el anterior, y alcanzamos su collado, desde el que teníamos unas excelentes vistas del pueblo de Benaoján.


El collado quedaba limitado, a su izquierda, por toda una ladera de severa pendiente hacia el pico Ventana y, a su derecha, de un promontorio que no pude resistir subir. Una bonita atalaya.



Nos tomamos un respiro para enfrentarnos con esta dura subida. En 800 m horizontales íbamos a salvar cerca de 300 m verticales. Nos lo tomamos con calma, pero casi sin pausa, y las vistas, a medida que ascendíamos, eran más impactantes y la pendiente más acusada. Si te tropezabas o perdías algo el equilibrio, costaba bastante trabajo mantener tu verticalidad sin descender algo de tu posición.






Poco a poco fuimos alcanzando la parte superior. Las paredes verticales de la cumbre, las teníamos junto a nosotros. Nos dirigimos hacia la cordal pétrea para subir los últimos metros de las cotas superiores.







Una vez sobre la cordal, ésta nos recibió con una terraza natural formada por grandes planchas de rocas calizas de grandes dimensiones y con unas inmejorables vistas sobre los llanos de Líbar y todas sus sierras flanqueándolos. Aún se divisaba el color blanquecino de la escarcha en la mitad del llano.





Ya teníamos la atractiva cordal para alcanzar el poste geodésico en nuestras manos. Nos costaba caminar porque no nos cansábamos de mirar el paisaje de los alrededores. Multitud de sierras y planicies a 360º.

En las zonas de penumbra, las orientadas al Norte, aún conservaban la helada nocturna.







Conseguido encumbrar, nos tomamos varias piezas de frutas y nos deleitamos con las maravillosas vistas que no me canso de admirar. Sierra de Palo con el Tunio en primer lugar, la sierra de Líbar y Mojón Alto y sierra de Pinos, al fondo, con todo el llano de Líbar entre ellos. Una bella estampa.



Hacia el lado contrario, con la sierra de Juan Diego en primer lugar alineada con Montejaque y, algo más retirado, la sierra de Montalate, el cerro del Hacho y, algo más a la derecha, el Tavizna, situado junto al embalse de Montejaque y encima de la boca de Hundidero, cavidad que se puede realizar saliendo por la boca del Gato. Una integral de unos 4,5 Km que se puede realizar subterráneamente. Al fondo, y algo a la izquierda, los cerros de Malaver y tajos de Lagarín y las Grajas. Un espectáculo soberbio.



También divisábamos Ronda y su tajo.


Tras este merecido descanso y deleite para la vista, continuamos con nuestro proyecto de ruta.


Comenzamos la bajada, dirección Montejaque, con la idea de asomarnos a esa espectacular y llamativa puerta con su vertiginosa caída completamente vertical.


Por supuesto, aunque no lo he mencionado hasta ahora, estamos en el reino de la roca caliza. Es un paisaje kárstico 100%  y, desde el inicio de la subida a la cordal y hasta que no empecemos a descender bordeando la falda contraria, nos moveremos continuamente de roca en roca, evitando fisuras y grietas, y caminaremos por lapiaces cortantes y horadados donde, a veces, es difícil apoyar las botas.

Tras descender a una planicie, nos desviamos a nuestra derecha para asomarnos a esa vertiginosa puerta. 

Desde arriba veíamos pastar a un grupo de vacas a lo lejos y muy por debajo de nosotros.



Retrocedimos algo por nuestros mismos pasos y caminamos por esta relativa llanura. Íbamos trazando una amplia curva, buscando la otra ladera del Ventana, pasando rincones preciosos, pequeños torcales escondidos y, poco a poco, introduciéndonos en la sierra de Juan Diego.




Nos encontramos con los huesos esparcidos de una vaca y, con nuestra imaginación desbordada, nos fotografiamos cual soldados de otras épocas.



Fuimos ladeando, por la falda. Al principio, bajamos algo de desnivel ya que, en el google earth, yo había divisado un sendero marcado por toda esa ladera a una cota baja pero, no llegamos a conectar completamente y eso que trochamos pendiente abajo, para hacer la unión, aprovechando sendas de cabras porque estaba ocupado por ganado vacuno con sus crías y no me fiaba ni un pelo. Así que, durante un trayecto, caminamos campo a través paralelos a dicho sendero a una cota algo superior.



Las vistas, de nuevo sobre los llanos del Pozuelo, eran magníficas y muy cercanas. Aquí se ubican tres importantes simas, la de Pozuelo I, Pozuelo II o sima nueva del Pozuelo y Pozuelo III o sima de Don Manuel Pérez.


Una vez que comenzamos a ver el camino libre, sencillamente, conectamos con el sendero que nos llevó de manera mucho más cómoda hasta que nos topamos con un vallado, al que bordeamos un corto trayecto en ascenso para, luego, seguirlo durante mayor longitud, en descenso, hasta llegar a una esquina formada por un nuevo vallado que volvimos a seguir, en paralelo, hasta conseguir superarlo mediante una portilla que nos dió acceso a una llanura donde nos encontramos con una era.





Continuamos por la vaguada que formaba el macizo del Ventana y una elevación que, por su otra vertiente, formaba el Puerto de Cufrú.


Bordeábamos la mole del Ventana hasta que tomamos las escaleretas árabes. Precioso empedrado que se conserva en buen estado.



Comenzamos a ver, a lo lejos, el cortijo Baldío. Al pasar a su altura también visualizamos el cortijo del Pozuelo y su pozo con dos piletas labradas en piedra. Ya por camino, llegamos de nuevo a las dos edificaciones que localizamos al principio del itinerario, cerrando así el trazado circular.





Sólo nos restó continuar por el camino que trajimos por la mañana hasta alcanzar el coche, donde nos cambiamos de calzado y alguna vestimenta, y tiramos hacia nuestro bar favorito de Montellano, raudos y veloces.

DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




 Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:


















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