jueves, 30 de mayo de 2013

CIRCULAR POR LA SIERRA DE LA HIDALGA

Ruta realizada el 1 Mayo 2013.

Fuimos Mª José y yo, Antonio, el que les escribe.

Cada vez que he ido a Sierra de las Nieves, siempre he mirado a mi izquierda, procedente de Ronda, y divisaba una inmensa mole montañosa blanquecina grisácea que me ha llamado constantemente  la atención.

En esta ocasión tuve la suerte de poder llevar a cabo el objetivo de patearla pero parecía otra montaña o sierra. El color era un verde oscuro producido por la multitud de hierbas y flores que este año están dejando estas lluvias. Durante un momento no reconocía la sierra que, de siempre, he visto y he querido conquistar.

Pasando el desvío hacia Ronda, procedentes de Algodonales, llegamos a una rotonda donde se pueden tomar varias direcciones, entre ellas, San Pedro de Alcántara y El Burgo, por la que tomamos. Pero, inmediatamente, giramos hacia la derecha como si fuésemos al hipermercado. De hecho, hay que circular por la zona de aparcamientos y continuar hasta conectar con el camino de Ronda a Yunquera que, al principio asfaltado, rápidamente se convierte de tierra aunque con buen firme. Lo continuamos durante un buen trayecto hasta alcanzar la edificación “Venta del Ramirón” que hace esquina en un cruce de caminos y, enfrente, tiene un tablero de la Junta de Andalucía que hace referencia a las aves que suele haber en ese entorno.


Al lado del camino dejamos el coche.

Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos nuestra ruta y caminamos por el camino llamado “Puerta Verde de Marbella” Vía Pecuaria; Cordel de Camino de los Pescadores, según nos indicaban varios postes metálicos informativos que veíamos a nuestro paso.


Enseguida caminamos junto al Cortijo del Peinado y, durante un tramo, fuimos paralelos a la pista de aterrizaje de ICONA aunque, lo único que vimos fue una pareja que la utilizaba como pista de despegue de un avión de aeromodelismo que hacía un ruido infernal.


Terminada la pista, el camino se hace descendente hasta alcanzar el punto donde nos desviamos, a nuestra izquierda, por otro carril algo más deteriorado que el anterior justo en el punto donde el camino Puerta Verde de Marbella cruzaba al arroyo del Lancero para unirse al río Grande o Guadalevín. Allí también se encontraba el Cortijo de Lobatos.



Ahora en ascenso, pasamos junto al Cortijo del Rasero con vastas extensiones de trigo verde a su alrededor. 



Justo antes de llegar a una cancela que cortaba completamente el camino e impedía el paso a cualquier persona ajena a la propiedad, nos desviamos a nuestra derecha por un senderillo que se introducía en la maleza y que, al principio, no me daba demasiadas confianzas pero que, pronto, nos llevó a una portilla que indicaba “Dejar cerrada, ganado suelto”.


El sendero se hizo más marcado y visible, lo que incrementó nuestra confianza perdida.

Lo seguimos entre árboles, arbustos y matas de aulagas y, rápidamente, descubrimos un nuevo cortijo al cual, daba la impresión que nos iba a llevar el trazado.


Nos bajó a una vaguada, que pronto volvimos a subir, marcando una curva muy cerrada y llevándonos directamente al Cortijo. Se trataba del Cortijo Melequetín. Pasamos pegados al mismo, abrimos una cancela y nos encontramos con el dueño que, muy amablemente, nos indicó algunas dudas que teníamos del recorrido. En ese momento se acercaron tres perros que, según nos indicó, eran animales mansos.



Tras la cancela, pasados unos veinte metros, alcanzamos un camino que, en claro ascenso, nos iba a dejar al lado del grupo de antenas que veíamos a lo lejos, desde abajo, situadas en el extremo de la cordal de la sierra Hidalga.



Avanzábamos a un gran ritmo. Aunque subiendo, el firme era cómodo y fácil y, tras algunas revueltas, llegamos a un cruce que se dirigía hacia el Cortijo de Diezma. Nosotros continuamos por el que llevábamos y, al rato, descubrimos un gran aprisco derruido.


Cogimos bastante altura y contemplábamos Ronda y toda la sierra de Grazalema al fondo. Tras otras vueltas del camino localizamos el segundo aprisco también con pinta de abandonado y derruido.

El camino parecía que no tenía fin. Mediante multitud de zigzags iba superando una buena pendiente y tomaba bastante altitud. Desde el Cortijo Melequetín hasta la base de las antenas, rondaba los 500m de desnivel. Antes nos encontramos con una pequeña casetilla de transformación de una línea eléctrica que parecía morir allí; al menos la línea eléctrica aérea llegaba justo hasta ese habitáculo. Supongo que seguiría subterráneamente.


Cuando el carril alcanzó la base de las antenas, justo en el collado, nos permitió ver las vistas de la Sierra de las Nieves que se encontraban al otro lado de la ladera. Fue algo impresionante!! Había nevado de nuevo y estaba cubierta por un manto blanco, no demasiado tupido, pero había que reconocer que se trataba de primeros de Mayo. Este año el tiempo está algo anormal.



Continuamos un corto tramo por el carril que envolvía la cordal de la Hidalga llamado Camino de Espinarejo pero, pronto, lo abandonamos para caminar directamente por la cordal o crestería de la Sierra Hidalga.



Pronto alcanzamos la primera elevación que nos encontramos en la cordal, desde la que se observaba perfectamente todo el complejo de antenas desde lo alto. También se divisaba toda la extensión de la sierra que nos quedaba por patear y, por fin, no íbamos a pisar carril durante un buen trayecto. Se observaban muchas otras pequeñas elevaciones aisladas con forma de torcalitos.





Entre grandes bloques de piedras fuimos progresando hasta que, poco a poco, localizamos el poste geodésico y a él nos dirigimos. Nos echamos las fotos pertinentes, estudiamos el camino a seguir (pues sólo llevábamos una orientación  estudiada sobre el google earth) y buscamos la mejor forma de bajar para alcanzar su base.









La parte superior de la Sierra de Hidalga se trata de una inmensa loma donde existen multitud de elevaciones individuales en forma de torcales con algunas llanuras entre ellas despejadas de piedras. Realmente se trata de una sierra muy atractiva.




Divisamos el Cortijo del Espinarejo, al que hubiésemos llegado si no hubiéramos abandonado el camino.


Bajamos y contactamos de nuevo con el camino del Espinarejo que, rápidamente, abandonamos para, campo a través y aprovechando muchos senderos que el ganado ha marcado, progresar por la sierra buscando nuestra siguiente elevación que coronar.


Lo primero que vimos fue el enorme pico de la Peineta, similar en altitud al de la Hidalga, pero que no quisimos abordar por no tener claro el tiempo disponible ni la longitud de recorrido que aún nos quedaba (algo habrá que dejar para otra ocasión!!) pero si subimos una que nos cogió de paso en la dirección en la que caminábamos.

Se trataba de un precioso y coqueto torcal con formas de las más caprichosas y curiosas. Además tenía de fondo toda la sierra de las Nieves, nevada, que le daba un toque aún más bello a la zona. Según el IGN, nos movíamos por la zona llamada de “Las Atalayas”.



En algunas partes ocultas pudimos observar aún algunos resquicios de la nieve caída, aunque era pequeñísimas manchas aisladas las que quedaban.


Tras subirnos a todos sus rincones y explorar todos sus recovecos, continuamos con nuestra aventura. Era muy difícil aguantarse las ganas de subir y bichear todos esos torcalitos que veíamos en nuestro caminar, pero todo no se podía abarcar.

Habíamos tomado la dirección hacia el Carramolo del Queso, así que no queríamos ampliar en exceso nuestra ruta.










Pasada la zona de las Atalayas, nos encontramos con un largo vallado que, tras buscar alguna portilla o algún saltadero y no localizarlo, pasamos por un tramo, que no ofrecía ninguna dificultad, y lo salvamos.

Mirando hacia atrás veíamos los dos picos principales de esta sierra, La Hidalga y Peineta, uno conquistado y otro por conquistar, además de la elevación que anteriormente habíamos subido junto a toda la planicie donde se encontraban. Siempre he comentado que, mirar de vez en cuando hacia atrás, nos descubre bellas perspectivas.


Buscábamos un lugar para comer cuando llegamos a una especie de meseta rocosa de metro y medio de altura aproximadamente sobre el nivel que pisábamos, bordeada de pequeños pinsapos e, incluso, con algunos ejemplares entre las grietas, donde nos quedamos a contemplarlos y reponer las energías perdidas.

Algunos árboles tenían piñas en su parte superior y una especie de frutos en la inferior.





Desde aquí se divisaba a lo lejos el Carramolo. Ya no existía ninguna duda respecto a la dirección a tomar y para allá fuimos. Pasamos por un terreno relativamente llano con mucha hierba baja que bordeaba y daba mayor énfasis a las rocas que lo limitaban. Cómodo de caminar y precioso de ver.




Llegamos a otra zona de pinsapos pequeños. Éstos estaban limitados por una valla de protección (supongo que serán de repoblación). Desde aquí la visión de Ronda era espectacular.



Caminábamos en ligerísimo descenso y paralelos a un pequeño hundimiento del terreno donde existía una pequeña casita derruida. Supongo que de pastores.



Cuando nos dimos cuenta teníamos delante de nuestras narices el Carramolo del Queso, con esas tonalidades de blanco grisáceo con verde vivo. Una gozada para la vista y más, sabiendo que dentro de poco, sólo veremos el color de la roca y amarillo amarronado alrededor. Una vista completamente diferente. Pero eso es Andalucía a partir del mes de Mayo!


Bicheamos a su alrededor para localizar la mejor zona para subir a su cumbre ya que, el Carramolo, es como una torta o queso de paredes relativamente verticales que, desde lejos, parece inexpugnable pero, si te acercas, puedes ver diferentes posibles pasos.



Elegimos uno que acertamos a la primera y, en poco tiempo, estuvimos en su cumbre marcada por un cúmulo de piedras como poste. Las fotos de rigor, algo de fruta y chocolate y, a explorar el lugar por donde mejor bajar tras estar oteando todas las magníficas vistas que desde aquí se apreciaban, incluida toda la cordal o loma desde la que procedíamos y la sierra de Grazalema sobre la ciudad de Ronda.










Iniciamos la bajada entre algunos bloques de piedras que, para quién esté acostumbrado no revisten mayores complicaciones, y nos depositó en una inmensa terraza, muy simpática y coqueta, que nos condujo a unos pequeños prados, limitados por arbustos de majuelos en flor con hierba como la de los campos de balompié que terminaron en destrepes algo más complejos pero para nada delicados.





Sólo nos quedó localizar el sendero que, de forma clara y marcada, nos conducía evitando unas vallas hacia la cancela o portilla que, tras abrirla, nos dejaba sobre el carril del Camino de Ronda a El Burgo.



De nuevo y, ya hasta terminar, otra vez por un camino de tierra. Subimos ligeramente hacia el puerto de Lifa pasando por una enorme cancela con un impresionante mataburros en su base y, llegados al citado puerto, vimos un poste de madera con diferentes direcciones.




Caminábamos con dirección a Ronda por el carril que, salvo un corto tramo, fue en descenso continuo y con unas vistas espectaculares ayudadas por la luz que en esos momentos teníamos.


Pasamos por algunos cortijos abandonados y en ruinas a lo largo del trayecto y, poco a poco, fuimos descendiendo hasta alcanzar el punto donde, por la mañana, habíamos dejado nuestro vehículo, no sin antes echar nuestro último vistazo a la sierra que subimos.






Una vez cambiados de calzado y ropa, emprendimos el regreso pero, esta vez, sin parada intermedia ya que, al día siguiente, había que trabajar y queríamos llegar temprano.

DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




Si quieres descargarte el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:

4 comentarios :

  1. Qué buenas fotos!!! Las de los pinsapos son geniales!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola viquiló, muchas gracias, es que soy todo un profesional !!!!
      Será por la experiencia adquirida en las numerosas rutas realizadas !!!
      Qué va, qué va !!! estas cámaras de hoy lo hacen todo ellas solitas.
      Un Beso

      Eliminar
  2. HOla Antoniio

    soy senderisto ingles y he hecho el Hidalga

    la distancia para mi fue 16 kilometros ,

    La senda despues el cortijo el Rasero es cortado por una nueva malla y un cancela con candado

    yo entro el carril que va a un otro cortiijo y dice no pasa y voy inmediatamente a la derecha y salgo por un anguerilla a la derecha .

    LA primera vez que lo hecho esta ruta podria usar la ruta por la cancela en el foto y continuar hasta el cortijo Melequetiin

    un saludo

    PAtrick

    robertpatrickelvin@gmail.com

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Patrick Elvin, creo entender, que me indicas, que el acceso a sierra Hidalga está cortado por el itinerario que comento en mi blog y que ahora se realiza por otro camino. Si es así, te agradezco tu información y de camino, espero que también sirva a todos los usuarios que lean esta entrada, para que estén informados y lo tengan en cuenta.
      Gracias y un saludo.

      Eliminar

Hola, dime tu comentario o mensaje e intentaré responderte lo antes posible, gracias