martes, 3 de noviembre de 2015

Circular realizando la cordal del Alhucema y después la de la Tiñosa. Subbética

Ruta realizada el día 18 de Octubre del 2014.

Fuimos Maxi, Patxi, Miguel, Juan José y yo, Antonio, a realizar esta “bestial” de ruta.

Procedentes de Rute, y por la comarcal CO-8212, llegamos a la población de Las Lagunillas. Justamente antes de comenzar las viviendas, en el margen izquierdo, hay que ir atentos para tomar un camino de tierra que nos llevaría al cortijo de Petronilo y, más tarde, al del Alto de Torres. Antes de llegar a este último, dejaremos el coche en una zona ensanchada a la izquierda y algo más elevada que el camino por el que circulamos. Debemos estar atentos.

Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, damos comienzo a esta larga ruta por un carril que partía junto a la explanada de aparcamiento, prácticamente con dirección Sur y hacia el encuentro con el arroyo de la Fuente de la Higuera.


Donde finalizó este carril encontramos una multitud de cajas panales para las abejas, con lo que pasamos lo más retirados posible y haciendo el menor ruído.


Ya por sendero, cambiamos la dirección y, en ascenso continuo, fuimos paralelos al citado arroyo, a una cota superior, bordeando el peñón que portaba una cruz negra de acero en su cumbre. Es una elevación que ya pisé en mi anterior ruta cuando realicé la cordal del Alhucemas pero, en esta ocasión, sencillamente la bordeamos unos cien metros por debajo.


Nos dirigíamos hacia el collado de la Loma de las Chozas, por el que pasaba un camino de esos de toda la vida, de los que vienen reflejados en el IGN, pero nosotros caminábamos paralelos a éste y a una cota mayor. Realmente, enfilamos directamente al inicio de la cordal y, sin más preámbulos, la atacamos buscando los mejores pasos para acceder a ella.




La subida era “pa” nosotros y algunas cabras; fuera de todo sendero y entre rocas enormes, buscando todos los recovecos posibles y aprovechando los más insignificantes salientes para seguir progresando.





Algunos decidieron buscar otras alternativas y nos reunimos arriba en dos grupos independientes. Al final, “to er mundo en el inicio de la cordal”, fotos a mogollón, vistas inigualables … y eso que se podría decir que aún no habíamos empezado.




Bueno, comienza el espectáculo!!!!!

Abstenerse las personas con vértigo, las no preparadas físicamente y las que buscan un sendero marcado, porque esto es pura caliza, por la cresta a dos aguas, de una larga cordal ¡!!

¡! A gozar de esta espléndida arista ¡!! Por lo menos, ese era mí caso, pues ya la había recorrido anteriormente y sabía lo que me iba a encontrar.

No se pueden comentar las sensaciones que, desde este trazado, se pueden experimentar. Sólo un recorrido para realizar, no tiene alternativas, un solo sentido y dirección, y “palante”.

Vistas amplias a 360º y sensación aérea todo el tiempo, aunque de un cómodo caminar (siempre sobre roca caliza). Sólo mencionar, desde mi punto de vista, dos pasos algo más delicados donde hay que poner la máxima precaución posible.

Para todo el que le guste este entorno, sólo comentar que se trata de una cordal para gozar continuamente, sobre todo la alineación de la Sierra de Alhucemas que, en el IGN, está bautizada como Loma de las Chozas, y que lleva una dirección Noreste. Un privilegio para los sentidos.
























Luego, la cordal toma dirección Este y comienza a flaquear el firme calizo, transformándose en terroso pero con unas vistas similares. Incluso se podría decir que se tienen unos miradores naturales más cómodos.

El resto de la cordal comienza a ser más loma aunque no deja de tener su encanto, ya que siempre estamos rodeados de riscos y formaciones pétreas a nuestro alrededor.







Continuamos con un descenso donde la cordal vuelve a tomar otra orientación, concretamente paralela a la primera parte, la más espectacular de todo este recorrido sin lugar a dudas y luego, más tarde, continua con un nuevo pero suave ascenso. Nos movemos a la altura del Caserío de Cañatienda, situado en el fondo del valle, formado con la cordal de la Tiñosa.

Siempre por la línea de cumbres, caminamos subiendo y bajando las diferentes elevaciones puntuales. Pasamos el collado de la crestería, más idóneo para bajar a Puerto Mahina, concretamente la zona por donde bajamos en la anterior ruta cuando realicé esta misma cordal.

Continuamos con el trayecto, hasta que finalizó el sube y baja, y nos encontramos con un severo descenso, sin senderos, campo a través o, mejor dicho, “caliza a través”, donde fuimos bajando de la mejor manera posible, saltando en ocasiones y buscando los mejores pasos para seguir descendiendo.









Terminamos el terreno calizo y nos encontramos con un terreno mixto de piedras y tierra, también con una buena inclinación. Nos topamos con una valla que limitaba un campo de olivos sobre un terreno en severas pendientes. La pasamos por debajo, por un hueco que tenía, y fuimos, entre los olivos, reteniéndonos para no salir corriendo cuesta abajo por la gran pendiente.

Por fin llegamos al mismísimo cauce del arroyo de Puerto Mahina y, rápidamente, conectamos con el camino de tierra que une Priego de Córdoba con Puerto Mahina, junto al cortijo de la Peñuela.

Ya por el camino, y de forma relajada, charlando y riéndonos de las anécdotas sucedidas, dirección Priego, nos detuvimos junto a una edificación abandonada donde nos sentamos a comernos los bocatas y frutas. Hacía bastante calor, nos resguardamos junto a una sombra y, tras la ingesta, nos preguntamos si seguir con la aventura, ya que lo que llevábamos fue duro y lo que quedaba aún más.



No creo que tuviésemos unas ganas locas de continuar con el trazado pero, con lo fatiga que somos, nadie protestó demasiado por continuar, así que, de nuevo por el mismo carril, continuamos con la misma dirección hasta que nos desviamos a nuestra derecha por otro carril de menor entidad.

Éste, se iba aproximando, y luego se mantuvo un buen tramo paralelo, al arroyo de Gázmin, dirección hacia el cortijo de la Umbría, junto al que pasamos, que  estaba ocupado por personas y tenía animales domésticos en sus alrededores. Realmente, estábamos describiendo una amplia curva de 180º, con lo que terminamos caminando en sentido opuesto al que traíamos.


Tras pasar por el cortijo, tuvimos que atravesar el arroyo y, ya en continua subida, nos dirigimos hacia la cordal de la Tiñosa.

Pasamos junto a una edificación derruida y alcanzamos el comienzo de la cordal. Aquí se me fundieron las pilas y, el resto del itinerario, lo pasé algo mal y muy cansado, pero había que seguir subiendo, no había vuelta atrás.


Aunque hasta ese momento caminábamos por senderos, lo cierto es que desaparecieron prácticamente hasta alcanzar la cumbre, salvo algún que otro corto trayecto. Se trataba de un terreno formado por rocas fijas y otras sueltas que se movían bajo nuestros pies, con vegetación de bajo porte, principalmente de esparto.

Se trató de una ascensión larga y dura, buscando los mejores pasos entre la vegetación y la propia orografía del terreno.

El desgaste era mayúsculo y el sufrimiento iba en aumento. El cansancio acumulado pasaba factura y el avance era lento pero, poco a poco, fuimos alcanzando la cordal cimera y el poste geodésico de la Tiñosa se comenzó a vislumbrar.






Sólo un esfuerzo más y, por fin, accedimos a la cumbre más alta de la provincia de Córdoba.




Fotos a mogollón y desde todos los ángulos!! Nos tomamos lo último que contenían nuestras mochilas y nos dimos un pequeño rato de descanso pero, rápidamente, emprendimos la marcha, ya que la luz solar iba menguando y nos interesaba estar sobre el camino, el último tramo del recorrido, cuando faltara totalmente la luz.

Ya por sendero marcado, fuimos hacia el Morrión y, desde allí, a la cueva, inmenso cobijo aparentemente empleado por las cabras como lugar de recogida, puesto que su suelo es un manto grueso de heces ya secas.





Varios, fueron a ver la cueva o cobijo y, otros, los esperamos para seguir con el resto del trayecto. Todos reunidos de nuevo, continuamos con la bajada hacia Puerto Mahina. Una vez en él, descendimos hacia el cauce de un arroyo, a la altura del caserío de Cañatienda. Una vez atravesado este, el resto del trayecto fue por carril de tierra.


Casi sin luz, fuimos caminando de forma relajada y sabiendo que habíamos realizado una fantástica y dura ruta difícil de olvidar; sobre todo para mí, que iba reventado ese día.




Dejamos el cortijo Alto de Torres a nuestra izquierda y llegamos enseguida al coche. Cambio de calzado y alguna prenda, para buscar un bareto en el mismo poblado de las Lagunillas, aunque no salimos convencidos y paramos en Rute, donde si quedamos satisfechos.

DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




 Si quieres el track de la ruta, pincha en el siguiente enlace:







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