Ruta realizada el día 18 del mes
de Mayo del 2.014.
Fuimos Mª José y yo, Antonio,
buscando una ruta de nivel medio y huyendo de las calores que comenzamos a
tener. Prácticamente, a partir de estas fechas, Granada y a lo mejor Los
Alcornocales de Cádiz, son los que se pueden patear sin sudar “demasiado”.
Para realizar esta ruta, me
orienté con el track de “karakorumdelsur” de Rafael Blasco, en Wikiloc, tras
haber leído la entrada, en su blog, “Cresteando hasta el cielo”. Desde aquí
agradezco que lo compartiese con todos, aparte de tenerlo en favoritos en mi
navegador.
Nos levantamos temprano,
desayunamos por el camino, llegamos a Granada procedentes de Sevilla y,
circulando por la circunvalación, tomamos la salida a Sierra Nevada que,
posteriormente abandonamos, hacia nuestra derecha, con dirección Ogijares y La
Zubia. A esta última localidad nos dirigimos y entramos buscando la salida,
hacia la urbanización de Cumbres Verdes, que dejamos a nuestra derecha y
continuamos, ahora por carril de tierra, hasta que el camino nos llevó a una
extensión, que se utilizaba como aparcamiento, junto al cerro de Sevilla y
cortijo del mismo nombre.
Una vez fuera del vehículo, nos
colocamos nuestras mochilas a la espalda y las botas de montaña en los pies y
continuamos por el mismo carril que trajimos con el coche. Pasamos dos pequeñas
barranqueras mientras que, al otro lado, contemplábamos El Tajo Colorado, cuyo
pie formaba el Barranco de las Majadillas.
Continuamos caminando por un
tramo del carril que se situaba en la parte inferior de la falda del principio
de la ladera que se formaba por la Cuerda del Trevenque. Alcanzado el Arroyo
del Huenes, lo atravesamos por el puente de los Siete Ojos.
Aquí, el carril continuaba con la
misma dirección pero por la parte baja de la falda contraria, dirección al
Jardín Botánico y el área de la Cortijuela, pero nosotros nos desviamos por un
sendero muy claro y preparado, que tenía unos escalones iniciales realizados
con piedras, señalado mediante un poste indicativo con dirección al cerro Huenes.
El sendero era muy montañero, muy
bien trazado y sobre todo, claro. Nos subía rápidamente por la ladera del cerro
del Sol, bordeándolo, hasta dejarnos sobre su poco definida cuerda. Entre tanto,
paseábamos entre un gran pinar y vegetación de escaso porte, como jaras y
romero entre otras, principalmente.
Las vistas de toda la Cuerda del
Trevenque, así como el propio pico, las tuvimos continuamente en la subida.
Justo en la cuerda del cerro Sol,
nos encontramos con una bifurcación, señalizada mediante un poste indicativo,
que nos marcaba una dirección hacia el Huenes que no tomamos, y otra hacia el
pico de la Carne, que sí tomamos. Del cerro Sol, ni noticias, pero es la
elevación existente siguiendo la cordal antes del indicado.
Próximos a la primera cumbre que
pisaríamos, nos encontramos con un pequeño risco rocoso con una cruz metálica
colocada en lo alto y una inscripción que no recuerdo ahora, aunque creo que no
se trataba de ninguna placa en recuerdo o memoria a alguien.
Las vistas por encima del Trevenque
de toda Sierra Nevada, casi con todo su manto blanco cubriéndola, era
espectacular. Con ese fondo, quién no aprovecha para echarse unas fotillos??
En poco tiempo, encumbramos el
Cerro del Sol con sus 1.728m de altitud, un mirador natural excepcional. Nos lo
tomamos con calma, gozando de sus vistas y del precioso entorno.
El siguiente en el listado era el
pico de la Carne, que lo teníamos en nuestro punto de vista. Sólo teníamos que
recorrer la cordal que los une para llegar a su cumbre. Éste, poseía como un
pequeño torreón rocoso en lo alto e intuía que había que trepar algo para
poderlo pisar con todo el respeto, con nuestras botas.
Para allá que fuimos, por un
perfecto sendero con mucha gravilla suelta pero sin demasiada pendiente salvo
en el ataque final. Aunque ninguna cosa de otro mundo!!
Justo en el momento de realizar
la última trepada, Mª José no lo vio demasiado claro. Tenía su punto aéreo y
prefirió bordearlo. Yo subí y me autofotografié con el Trevenque, los Alayos y
Sierra Nevada de fondo. Un entorno inmejorable, envidiable y gratificante.
Pico de la Carne conseguido, con
sus 1.806m de altitud.
Bajé con cuidado de esta atalaya,
pues el terreno era bastante resbaladizo y había que pisar con bastante
precaución, uniéndome rápidamente de nuevo con ella para proseguir con nuestra
ruta.
El siguiente en el listado era el
Cerro Gordo que, pronto, engrosaría mi historial de picos conseguidos.
Para llegar a él, tras bajar del
de la Carne, tuvimos que ir por una cordal con un sendero también bastante bien
marcado pero muy pelado de vegetación. Solo existían esporádicas plantas, de
pequeño porte, esparcidas y poco aglutinadas. La parte superior de la línea de
pinos que se encontraban sobre las laderas, se quedaba a unos diez metros por
debajo nuestra.
Era un firme compuesto de
pequeñas piedrecitas grises y algo polvorientas. Un terreno incómodo para las
grandes pendientes, sean de subida o de bajada.
El trayecto, no fue en línea
recta como ocurrió con el anterior, sino que describía casi un arco de 180º,
siempre por la divisoria de vertientes aunque, por nuestra derecha, era mucho
más acusada. Terminado el arco descrito, nos encontramos con un pequeño peñón
rocoso previo a la subida de la ladera de nuestro siguiente objetivo.
Subimos para realizarnos algunas
fotos y, aunque el fondo prácticamente era el mismo que los mencionados
anteriormente, parece como si, desde cada punto de vista diferente, fuese aún
más espectacular. No nos cansábamos en absoluto de admirar ese bello paisaje.
Una ladera totalmente pelada,
formada por diferentes calibres de roca, nos dejó en su cumbre. Un cúmulo de
rocas apiladas con un palo torcido del que colgaba una prenda sucia y reseca,
nos recibió como poste geodésico.
Vistas amplias e impactantes a
360º. Sin dejar de ser una ruta fácil para todo aquel senderista con
experiencia, se trataba de una ruta que te envolvía, te iba pidiendo cada vez
más. Una bonita experiencia para los sentidos. Muy aconsejable.
Bueno ¡!! Cerro Gordo conseguido,
con sus 1.885 m de altitud. Se trataba de una elevación bastante curiosa ya que
destacaba, sobre el entorno, por poseer todas sus laderas exentas de plantas y
cubiertas por piedras de poco tamaño. De color gris amarronado, sobresalía
sobre el verde de los cerros de su alrededor además de, por su mayor cota.
Bajamos por una de sus pequeñas
estribaciones, casi por su máxima pendiente, con precaución por lo resbaladizo
del terreno. Antes de subir al siguiente, el de las Minas, nos paramos un rato
en la vaguada que formaban ambos y nos entretuvimos con unos postes caídos que
encontramos allí.
Supongo que serían antiguas estructuras para líneas
telefónicas o, igual, eléctricas. Estoy detrás de conseguir un aislador de esos
antiguos de vidrio o incluso de porcelana, no demasiado grande, para mis
vitrinas murales donde tengo multitud de rocas y minerales cogidos de mis
diferentes recorridos. Todos ellos etiquetados con una información detallada.
Continuamos hacia el cerro de las
Minas que alcanzamos rápidamente y casi sin darnos cuenta. Con sus 1.849m de altitud,
fue el único que no daba mucha sensación de elevación o, al menos, eso me
pareció a mí.
Enseguida nos dirigimos hacia el
siguiente, el principal de la zona, y motivo por el que realizamos esta
circular.
Casi en línea recta caminamos, al
principio, descendiendo con algo de pendiente para luego, continuar mucho más
suave sobre la zona conocida como la Llanada del Chopo. Se trataba de un bosque,
no demasiado denso, de pinos esbeltos donde, el sendero, a veces no estaba
demasiado marcado. Todo el suelo estaba tapizado de una copiosa hierba que
servía de pasto para el ganado doméstico que pudimos observar por la zona. Además
de sus heces esparcidas, claro!!
Ya en ascenso, la loma herbosa se
transformó en bloques pétreos y, sobre ellos, caminamos junto a plantas como
cardos bravíos y cebolletas silvestres. Localizamos visualmente el poste
geodésico del Huenes pero nos asomamos, primeramente, a la parte más elevada
del promontorio situado más al Este, de 1.806m de altitud, donde teníamos unas
inmejorables vistas de la ciudad de Granada, entre otras.
Retrocedimos algo por nuestros
pasos para enfilar directamente, a continuación, el Huenes. Sorteando pequeños
bloques de piedra y matojos alcanzamos, de forma rápida, el poste geodésico del
pico Huenes con sus 1.798m de altitud.
Tras las fotos de rigor, bajamos de
la atalaya, con dirección Sur, de nuevo por el bosque de pinos pero, a
diferencia de antes, el firme eran las propias ramitas y agujas secas, lo que
tapizaba el suelo.
Nuestro siguiente objetivo se
llamaba Cerro de Tamboril y, entre éste y el cerro del que procedíamos, se
abría un acusado barranco, denominado del Lobo, que nos obligó a tener que
bordearlo ligeramente en lugar de abordarlo, directamente, en línea recta. Aquí
si caminamos un tramo campo a través aunque sin ninguna dificultad que
recuerde. Cortos trayectos de carril hasta que, cuando lo tuvimos cerca, lo
atacamos directamente y lo encumbramos.
Cerro de Tamboril conquistado con
sus 1.775m de altitud. Lo utilizamos para
reponer energías, como lugar de avituallamiento, aunque también recuerdo
invertir un buen tiempo como fotógrafo de la naturaleza. Nos pasaban, y se nos
paraban por los alrededores, multitud de mariposas de diferentes colores.
Recuerdo haber estado entretenido un buen tiempo con ello, a ver si cazaba la
imagen perfecta. Entre muchas, siempre sale alguna que merece la pena, je, je..
Con esta última elevación
terminamos los objetivos de las diferentes cotas del recorrido. Salimos
dirección Este cruzando, por su parte superior, el barranco de las Majadillas y
conectando con el marcado sendero que nos llevaría de vuelta.
Recorrimos, en descenso, una
atractiva y montañera senda, por la ladera Oeste del pico de la Carne, que nos
condujo hasta el cruce donde, por la mañana, a la ida, nos desviamos hacia el
pico de la Carne.
Ya sólo nos quedó recorrer el
mismo trazado de la ida, aunque nos refrescamos algo con el agua del arroyo del
Huenes, a la altura del puente de los Siete Ojos, que estaba fresca y
cristalina.
Por carril de tierra llegamos al
coche donde, tras cambio de calzado y alguna prenda, regresamos a Sevilla del
tirón.
DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:
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